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lunes, 2 de mayo de 2016

Esta carta quedó entre las 40 mejores en el año 2011 en el Concurso Cartas de Amor, mención padres.

CARTA A MI MADRE AUSENTE
Beatriz Urribarrí


          Te fuiste un once de septiembre hace ya casi quince años. El día anterior te sentías mal y no me lo dijiste. Te conté un extraño sueño en donde había sillas muy elegantes y mucha gente a mí alrededor y sonreíste. Al salir de tu casa me dijiste “te quiero” y te abracé tanto sin saber que no te volvería a ver. Voltee a tu ventana, esa ventana de tus despedidas y tu mano blanquísima me dijo adiós. Nunca pensé que era para siempre. Lo extraño es que alguien a mi lado me dijo “es la última vez que la verás” y no había nadie, “nadie”. Mi hijo me apuraba a que le llevara a comprar comida para sus pájaros, era mucha prisa la que tenia y yo en mi corazón una desazón. Una angustia. El día que te fuiste, tenía cita con el veterinario nuestro perro Toto; le tocaban sus vacunas y su baño. Salí alegre, con mi hijo, el perro y un día hermoso y soleado, estábamos felices, caminamos la distancia larga hacia el consultorio. Había alegría entre nosotros; hablamos mucho, reímos mucho y extrañamente, Toto estaba tranquilo, quizás sabía que le iban a pinchar, a cortar el pelo y no era amigo de esas cosas. Lo dejamos para que le hicieran sus cuidados y regresé a tu casa. Me extrañó ver a mis vecinos en la puerta y el abrazo de mi hermano, fuerte, extraño. “Murió esta mañana, sabía que vendrías”. Le dije, “tranquilo, papá estaba malito, ya descansó en paz”. “No”, fue su grito desgarrador y corrí dentro y la vi en la cama. Lloré, lloré tanto, que todavía lloro por ella. Verla así me desencajó, era terrible. Su corazón se paró para siempre, para siempre. Y mi padre, el enfermito, el que parecía que pronto nos dejaba, lloraba en silencio. Me acerqué a él y no dije nada, lo abracé y lloramos juntos, largamente, desconsoladamente. Un dolor agudo he sentido desde entonces, un vacio de ausencia, de tu voz, de tu risa, de tus ocurrencias. Mamá como te extraño y como te he querido. Hoy sentada recordándote, mis lágrimas recorren mis mejillas. No puedo pensar que no estás, fuiste un ser de luz, de amor, de tolerancia y de enseñanza. Hoy te doy las gracias por haber sido mi madre, mi maestra, mi amiga y mi consejera y también mi modelo a seguir. Hoy como todos los días, estas en mis recuerdos, en mis vivencias, porque eres ese crisol de amor que siempre siento de ti. 

lunes, 21 de marzo de 2016

Leer mi articulo:

Estimados estudiantes este es el link de mi articulo publicado en la Revista de la Escuela de Salud Pùblica:

http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_edsp/index

Leerlo para discutirlo en clase